CUARTO TRABAJO
VENCER LA INDIFERENCIA DEL ESPíRITU (libro El Viaje Infinito)
Bajaron juntos al río donde estaba el tapir con sus crías, viviendo en las aguas erizadas por la luz y el oleaje del verano, a lo lejos se escuchaba el rugido del jaguar, y las oropéndolas con su colas doradas emitían su canto secreto. El joven Kona subió con el hombre medicina y sus tres compañeros, y se pusieron en marcha bajo un pálido cielo a
VENCER LA INDIFERENCIA DEL ESPíRITU (libro El Viaje Infinito)
Bajaron juntos al río donde estaba el tapir con sus crías, viviendo en las aguas erizadas por la luz y el oleaje del verano, a lo lejos se escuchaba el rugido del jaguar, y las oropéndolas con su colas doradas emitían su canto secreto. El joven Kona subió con el hombre medicina y sus tres compañeros, y se pusieron en marcha bajo un pálido cielo a
zul.
El hombre medicina hablaba poco y en otra lengua, pero mientras Kona remaba con su pértiga larga esparció ungüentos de hojas de copaichi y manteca de mono, en las heridas del joven wamak.
Él le habló de los enemigos internos, de las bestias y demonios que quisieron destruirlo; de cómo había luchado recordando en todo instante los consejos de sus maestros y su padre. Luego hicieron silencio, a lo lejos se escuchaba el canto del pájaro paujil, con su voz de violoncelo y sus melodías de madera.
Cuando Kona volvió en sí, vio que el hombre medicina había desaparecido otra vez. Entonces, de un segundo a otro, apa- recieron enormes lagartos que atacaron la balsa.El joven Kona remó con desesperación hacia la orilla y pudo saltar con su pértiga, pero no sabía a qué tierra había llegado. Esta vez estaba solo y todo que-dó inmóvil. En un impulso de protección subió a un árbol, justo en el momento en que una lluvia torrencial castigó la selva.
El joven wamak sé sentía débil y enfermo, y sólo lo consolaba el hecho de haber podido vencer la indiferencia de su Antepasado. Pronto miró hacia arriba, y con sus ojos atónitos observó una serpiente de un tamaño descomunal. Al parecer dormía, pero su sola presencia le hizo recordar su próximo trabajo. Se concentró vivamente, no deseando moverse y esperó.
A lo lejos se escuchó la voz de su compañera, la joven Amek, y decía: -Tienes que aprender a esperar y resistir como los wamak, pues así creas una fuerza.
-Amek,¿me escuchas? -gritó interiormente Kona- ¡Sólo he logrado una cosa! Pero que dará paz a nuestro hogar.
-Sí es verdad, eI Antepasado ya no es indiferente.
-¿Tú lo sientes, Amek?
-Sí, -dijo Amek- nuestro hogar tiene una nueva luz.
(CONTINUARA)
EL VIAJE INFINITO- awankana
El hombre medicina hablaba poco y en otra lengua, pero mientras Kona remaba con su pértiga larga esparció ungüentos de hojas de copaichi y manteca de mono, en las heridas del joven wamak.
Él le habló de los enemigos internos, de las bestias y demonios que quisieron destruirlo; de cómo había luchado recordando en todo instante los consejos de sus maestros y su padre. Luego hicieron silencio, a lo lejos se escuchaba el canto del pájaro paujil, con su voz de violoncelo y sus melodías de madera.
Cuando Kona volvió en sí, vio que el hombre medicina había desaparecido otra vez. Entonces, de un segundo a otro, apa- recieron enormes lagartos que atacaron la balsa.El joven Kona remó con desesperación hacia la orilla y pudo saltar con su pértiga, pero no sabía a qué tierra había llegado. Esta vez estaba solo y todo que-dó inmóvil. En un impulso de protección subió a un árbol, justo en el momento en que una lluvia torrencial castigó la selva.
El joven wamak sé sentía débil y enfermo, y sólo lo consolaba el hecho de haber podido vencer la indiferencia de su Antepasado. Pronto miró hacia arriba, y con sus ojos atónitos observó una serpiente de un tamaño descomunal. Al parecer dormía, pero su sola presencia le hizo recordar su próximo trabajo. Se concentró vivamente, no deseando moverse y esperó.
A lo lejos se escuchó la voz de su compañera, la joven Amek, y decía: -Tienes que aprender a esperar y resistir como los wamak, pues así creas una fuerza.
-Amek,¿me escuchas? -gritó interiormente Kona- ¡Sólo he logrado una cosa! Pero que dará paz a nuestro hogar.
-Sí es verdad, eI Antepasado ya no es indiferente.
-¿Tú lo sientes, Amek?
-Sí, -dijo Amek- nuestro hogar tiene una nueva luz.
(CONTINUARA)
EL VIAJE INFINITO- awankana
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