sábado, 9 de febrero de 2013

Extracto entrevista 
acerca del trabajo musical
de Awankana- Anton Senchi
por Luis Felipe Saavedra.

¿Como se fue gestando tu busqueda?

–Desde niño estuve buscando el sentido de la vida, para qué vivíamos en este mundo, por qué se estaba tan lejos del universo, por qué costaba tanto ser uno mismo y ser respetado sin depender de formas y prejuicios. Lo que gatilló este deseo de busqueda ha sido comprender la transitoriedad, la impermanencia, el que todo puede pasar de un estado a otro en segundos y qué pena no conocer el amor, experimentar el ser de las cosas, el alma de una existencia, el goce y la felicidad. Cómo puede ser que todo quede trunco, atrapado en un pensamiento que no emigra más allá de un yo, una situación. Allí se decide un camino, cómo queremos hacer nuestro trabajo, nuestro arte, nuestras relaciones de amor.

Anton Senchi se refiere a su trabajo bajo el nombre de Awankana, con el que desde mitad de los 90 a la fecha editó cerca de treinta discos relacionados con el ambient, folk, dub, musica electronica, más unos veinte libros de narrativa, y de autoconocimiento además de varias instalaciones multimedia, videos que han sido distribuidos en Europa y Estados Unidos.

Anton Senchi ha ido atravesando etapas. Se especializó en técnicas orientales de meditación, yoga y reiki, estudio y ha renovado la sonoterapia, creó arte interactivo, escribió artículos en revistas sobre ecología, observación del medio ambiente y para niños, y publicó libros sobre temas existenciales.
Como Awankana, estableció un estudio de grabación donde produjo todos sus discos, y desde 2000, Anton Senchi, explora en el trance, el jungle, el drum n' bass, el dub y otros géneros de música electrónica.

Una parte de esta evolución se ha manifestado en el interés de Senchi por los instrumentos. Desde que creó el plectrófono, un instrumento de dieciocho cuerdas cercano al sonido del clavecín, hasta sus investigaciones en la música con software.
Las múltiples grabaciones de Awankana abarcan la sonoterapia a través de los cuencos de cristal de cuarzo.

En su proyecto musical de Awankana, Senchi ha sentido un permanente interés por los instrumentos y sus capacidades expresivas.

En sus palabras: "Fui aprendiendo a tocar diferentes instrumentos, buscando la calidad de sonidos más apropiados para acercarnos a las armonías que facilitan un bienestar de por sí, por sus tonalidades, texturas, alturas tímbricas, sean de madera, metal, percusión, aerófonos, clásicos o étnicos, también electrónicos, aprendiendo de su ayuda en la sanación o explorando sus posibilidades para tocar con otros músicos".

"En el catalogo de Awankana pude recorrer una amplia gama armónica; incluí gran variedad de instrumentos de todo el mundo, los toqué de acuerdo a ese momento, pude samplear los sonidos de muchos de ellos y más adelante utilicé mis samples de esos instrumentos para componer pistas, pero los cambios luego te van llevando cada vez más a lo simple, y en mi caso, eso me llevó a volver una vez más a lo acústico, a lo que nace del corazón y del sentir.
Por eso hoy me inclino por instrumentos que toco con mis manos, muy pocos, los esenciales, y las voces: el vibráfono, el piano, el hang, fujara de bambú, guitarra o laúd, arpa céltica, acordeón, viola y otros tantos de percusión."

Anton Senchi ha fusionado sonidos latinoamericanos, de raíz docta y rock, su intenso trabajo new age y ambient y lo que hace hoy, donde mezcla electrónica, voces, sonidos étnicos y arreglos de cámara (escuchar Patchwork: Iniciando un nuevo sol) donde ha abarcado una increíble gama de géneros musicales, siempre abierto a la experimentación.

Continúa diciendo: "–En toda mi producción con el nombre de Awankana pocas veces hice un disco dedicado a un género –confirma–. Dando un salto, puedo citar Senchilove (2006) como un disco donde varios géneros están siendo utilizados para una música electrónica, dance o house. Este año subí un compilado de temas nuevos llamado Patchwork, un álbum de dieciocho temas que terminé hace poco, que de acuerdo a quién lo escuche puede crear dudas, pues parece un compilado de varios músicos, como dijo alguien.
Tras el cierre del primer ciclo Awankana, luego de una intensa actividad en el año 2001 al 2006 empezó otro ciclo, otra escena de la vida, conectada con lo urbano, la música electrónica, siendo DJ o sólo dando talleres de arte interactivo. Me cuesta componer en una sola línea o estilo.
Luego deje esa etapa, para volver a mis raices de musica etnica, afroamericana y tocar los instrumentos,que conocí desde niño,o
los que estudie en el conservatorio y en la universidad."

"–He firmado mis obras con nombres que significaron algo para un momento del camino, pero algo muy fuerte, irrevocable, me decía que no podía seguir usando un mismo nombre, pues todo en mí había cambiado. Tiene que ver con salir a buscar la visión y pedir claridad para saber cómo seguimos, qué nos toca, sin imponer lo que un yo quiere, sino lo que es mejor para ese momento, y uno solo no sabe eso, hay que ir a buscarlo en una visión y recibir ayuda, inspiración. Después va llegando una imagen o un sonido, y algo en uno reconoce que tiene que ver con lo que sientes y le das para delante, en una nueva etapa."

Actualmente Anton senchi da clases, sesiones y talleres, compone música y la comparte con otros músicos en sesiones en Casa Bambu.

–Internet es la gran autopista donde confluimos quienes hacemos música como vocación y nos interesa el arte, la calidad de contenidos –asegura–. Fui productor independiente de todo lo que hacía, arreglando de acuerdo a cómo se podían adaptar en la
industria de discos mi manera de hacer las cosas, que no difiere mucho de cualquier independiente que no tiene tiempo para
estar encadenado a contratos leoninos.

¿Crees que seguimos "atrapados en un pensamiento", como dice tu canción?
–Algunas mejoras puede haber, pero seguimos atrapados en un pensamiento. Si me preguntas sobre las mejoras, te diría que si
la mejora es que la trampa puede tener más atractivos, ser de otro diseño o haberse convertido en un auto o un yate, pero igual se queda atrapado. Si es una anteojera, capaz sea 3D y uno se olvide de que es tal. O si es una celda donde hemos quedado atrapados, esa celda puede llamarse con otro nombre y convertirse en canales de televisión. Estar atrapado es una situación incómoda, pero a veces se crea una anestesia para no sufrir, hay que sobrevivir.

Si tienes amor por la vida, por lo que haces, estarás dispuesto a realizar cambios de hábitos a cualquier edad, y uno de ellos seguro será dejar de estar atrapado por una manera de pensar. Eso dará bienestar, salud y felicidad.

–¿Alguna esperanza?
–Veo esperanzas desde el día que hice ese primer disco y las sigo viendo. Es un estado natural para quien siente amor o está
enamorado.

Bambú, cristal y armonía

Mi tarea en bambu,es como facilitador de sesiones taidao. Éstas son prácticas con su propia eficacia y contenido, que se pueden aprender, estudiar y desarrollar", distingue Anton sobre el trabajo que realiza en casa bambu (Bambutrainers), el centro que dirige en Buenos Aires.

–Bambutrainers es un espacio dedicado practicas de relajacion, sonidos armonizantes, meditacion. Desde la sonoterapia, el bambú, el kigong, los cuencos de cristal y artes afines –explica–. En este espacio todo está orientado a dar actividades que ayuden a quien lo desee a reencontrar silencio, alinearse por medio de los sonidos, posturas simples, imágenes y ejercicios de sintonía. En una sesión pasamos por módulos de actividades que integran masajes, piedras,
cuencos, expresión, movimientos, música y videos que realizo. Formas de yoga, taidao o euritmia. Mi labor es conducir este
espacio, al que vienen también terapeutas que integran su actividad, buscando unir y mantener algo comunitario.

Armonía y sanación. De eso se trata el trabajo que realiza Anton Senchi, con especial atención en los beneficios del sonido.

–En mis sesiones jams o conciertos, la variedad de timbres o el cómo nos llega cada sonido permiten ciertas vibraciones, sean
medios para sentimientos, portales de armonías que nos ayudan en un momento dado o nos hacen comprender desde otro lado cosas
que la mente o la cabeza no logran por sí mismas –profundiza–.

Algunos sonidos, como los cuencos de cristal,y otros, pueden entrar a nuestra experiencia sin utilizar los oídos, sólo vibración que recorre con suavidad nuestro cuerpo, llevando sonoridades y timbres bellos que nos hacen bien.
Sólo silencio, o voces y cantos, y así se vuelve a un vacío desde donde aprecias que el silencio es lo que mantiene la renovación, porque está allí siempre, detrás de cada sonido. Sin ese silencio la música no es tal, no se renueva a sí misma.

Cuando uno descubre ese silencio, en sí mismo tiene armonía, como un soundtrack muy sutil que sugiere melodías, ritmos y
secuencias que están allí. Aprendes a sentir qué te hace bien para el corazón, la mente y el cuerpo, y uno va escuchando o tocando según la necesidad de cada momento.